El paisaje en la ordenación del territorio. La experiencia del Observatorio del Paisaje de Cataluña (pdf)
22 julio, 2014Joan Nogué, Observatori del Paisatge de Catalunya y Facultat de Lletres (Universitat de Girona):
En los últimos tiempos hemos modificado el territorio como nunca antes habíamos sido capaces de hacerlo y, en general, ello no ha redundado en una mejora de la calidad del paisaje, sino más bien lo contrario. Hemos asistido a un serio empobrecimiento paisajístico que ha echado por la borda buena parte de la esencia de nuestros paisajes. Durante este período, la dispersión del espacio construido y, muy especialmente, la urbanización difusa han provocado una fragmentación territorial y paisajística preocupante. El crecimiento urbanístico desorganizado, espacialmente incoherente, desordenado y desligado de los asentamientos urbanos tradicionales ha destruido la lógica territorial de buena parte del país. Esta dispersión del espacio construido, junto con la implantación de determinados equipamientos e infraestructuras pesadas, así como la generalización de una arquitectura de baja calidad estética —en especial en algunas áreas turísticas—, ha generado unos paisajes mediocres, dominados cada vez más por la homogeneización y la banalización. La uniformización y la falta de calidad y originalidad de los tipos de construcciones mayoritarias han generado en muchos lugares un paisaje insensible y lleno de inautenticidad, en especial en los espacios suburbanos, periféricos, de transición, en los que la sensación de caos y de desconcierto se vive con más intensidad. En los últimos decenios hemos asistido, en efecto, a la emergencia de territorios sin discurso y de paisajes sin imaginario, precisamente en un país, España, con una enorme y variada riqueza paisajística. Las causas que han dado lugar a esta situación son muchas y diversas y no es el momento ahora de entrar en ellas. No puedo evitar, sin embargo, apuntar una de las que me parecen más obvias: la falta de una ‘consciencia de paisaje’, de una sensibilidad como país hacia este bien patrimonial excepcional que es el paisaje. La ausencia de una ‘cultura de paisaje’ o, lo que es lo mismo, de una cultura territorial fuertemente impregnada de paisaje explica no sólo la histórica inexistencia de una legislación territorial y urbanística sensible a la temática paisajística, sino también el hecho de que el país se haya comportado como un país de nuevos ricos. En este contexto el territorio se ha convertido en una mercancía más, que se compra y que se vende al mejor postor, sin plantearse en ningún momento su condición de bien escaso y sin atender a cómo se desfiguraba su rostro, esto es sus paisajes. Es en este contexto en el que aparece el Observatorio del Paisaje de Cataluña, un ente consorciado a medio camino entre la Administración y la sociedad civil pensado precisamente para intentar invertir las tendencias apuntadas a partir de dos ejes de actuación básicos: la concienciación ciudadana y el desarrollo de nuevos instrumentos de ordenación del territorio (como son los catálogos de paisaje) que contemplen e integren de una vez por todas el paisaje. A todo ello vamos a dedicar las páginas que siguen.