Ciudades del futuro

14 octubre, 2014

Las ciudades del futuro son las de hoy. El futuro urbano se está construyendo cada día. Es suficiente analizar las tendencias actuantes. Pero éstas son contradictorias y por lo tanto no podemos adivinar como serán los resultados de las dinámicas confrontadas. ¿Se impondrán los modelos fragmentados y dispersos, las calles y los barrios cerrados, los centros gentrificados o monopolizados por los edificios altos y ostentosos del poder político y económico? O por el contrario ¿predominarán más las resistencias sociales impondrán la vida urbana hecha de mixturas y continuidades? ¿las nuevas centralidades y la compacidad de los desarrollos urbanos periféricos, el “hacer ciudad sobre la ciudad, la ciudad amable y convivencial definida por la calidad del espacio público? En resumen ¿viviremos en una ciudad fundamentalmente “competitiva” y segregadora, desigual y ostentosa? ¿o viviremos en una ciudad amable e integradora, reductora de las desigualdades y pensada para vivir todos y no como escenario for export para los visitantes y sus servidores mientras la mayoría via en urbanizaciones sin ciudad?1

Tendencia no es destino. Los actores sociales y políticos pueden orientar las tendencias en un sentido u otro, reforzar una y reducir otras. Para ello hay que imaginar escenarios de futuro y contrarrestar las fuerzas o mecanismo que generan espacios urbanos anticiudadanos. Los escenarios de futuro deseables no son exactamente las utopías urbanas, las ciudades ideales imaginadas por literatos, filósofos, ingenieros, arquitectos, urbanistas o políticos. Son el resultado de estrategias promovidas por los actores del presente. Hoy sabemos cuales son las tendencias perversas y las humanistas. Y conocemos cuales son las fuerzas e intereses que generan despilfarro de recursos y hiperconsumo artificioso, el malestar urbano y la desigualdades o exclusiones crecientes. Y no faltan ideas sobre como hacer una ciudad justa, humana y atractiva. Hay experiencias positivas en casi todas las ciudades, parciales pero estimulantes, contradictorias pero de las que siempre se puede aprender2. Hay numerosos autores que analizan críticamente la ciudad actual y hacen propuestas radicales y posibles. Hay movimientos sociales que realizan prácticas ejemplares y expresan aspiraciones e ilusiones. Pero no hay propuestas alternativas que formalicen la ciudad del siglo XXI y que incorporen los valores ciudadanos que emergieron en Europa en la Baja Edad Media y se han ido desarrollando desde entonces y especialmente en los siglos XIX y XX por el impulso de los pensadores críticos y radicales y los movimientos populares de las clases trabajadoras.

Las utopías urbanas, una historia interrumpida.

En una época de crisis profunda de la ciudad parece oportuno reivindicar a las “utopías urbanas” positivas. No para copiar sus propuestas propias de otros tiempos en muchos casos. Menos aún para imponer modelos físicos y sociales como Celebration, la ciudad ideal de la compañía Disney, que significaría construir falsos paraísos carcelarios.3 La utopía no es un modelo de sociedad (o ciudad) que substituye a la existente, es un horizonte, “la utopía sirve para andar”como dijo Galeano. La utopía urbana interesaron siempre a los urbanistas como propuestas societales e ideas de ordenación fisica que expresaran un proyecto de “ciudad igualitaria” como deseó Cerdà4.

Una de las primeras utopias “modernas”, la Utopia de Thomas More (1515), sirvió un siglo y medio después de inspiración a Tommasso Campanella (1568-1639) cuya obra La ciudad del sol anuncia “la ciudad socialista”. Pero es a partir de la revolución industrial que aparecen las utopías urbanas en su mayoría críticas con las injusticias sociales tan visibles en las aglomeraciones urbanas. Estas utopías proponían ciudades alternativas a las existentes. Veáse la New Harmony de Rober Owen (1771-1858) que empezó a poner en práctica su “ciudad cooperativa”. El Falansterio de Charles Fourier, otro “socialista utópico” (1772-1847) el cual describió detalladamente las formas de la ciudad y la organización social. La Nueva Icaria de Eugène Cabet (1778-1856) que también llevó a la práctica sus “colonias” en Inglaterra y Estados Unidos, como Owen. Estas propuestas sin embargo adolecían de su carácter experimental y marginal. No transformaban la sociedad, construían “sociedades urbanas” al margen de ella. Pero sus ideas son aún hoy estimulantes.

En la segunda mitad del siglo XIX aparecen nuevos pensadores y proyectistas de ciudades alternativas que pretenden intervenir en las ciudades existentes. Aparecen los precursores de la ecologismo urbano de nuestra época. Nos referimos a Benjamín W. Richardson(1828-1896), William Morris (1834-1896) y a Ebezener Howard (1850-1928): fueron los creadores de la Ciudad-jardín y han influido directamente en el urbanismo contemporáneo, pero había una cierta dosis nostálgica de un neoclasicismo propio de la ciudad barroco. Haussman el transformador de Paris (entre 1852-1870) fue más práctico y se enriquecíó: abrió grandes avenidas y el boom inmobiliario y especulativo ha servido de referencia actual “contrautópica”. Aún más influencia han tenido ideólogos y planificadores de la Ciudad industrial como Tony Garnier que se inspirò en una novela de Zola , Trabajo. Dos pensadores más próximos y que llevaron sus propuestas de renovación de las ciudades industriales son el ya citado Ildefons Cerdà y el madrileño Arturo Soria, creador del modelo de Ciudad lineal5. La culminación de las utopías inspiradores de la ciudad industrial del siglo XX culmina en el Movimiento moderno y la propuesta de Cité Radieuse que procura integrar las principales contribuciones de todos los utopistas que hemos citado.

Para concluir este breve recorrido hay que constatar que las ideas urbanas positivas y más o menos utópicas se interrumpen a mediados del siglo XX. Se reconstruyen las ciudades, después de la segunda guerra mundial, con una fuerte influencia del Movimiento Moderno pero este modelo tiende a agotarse debido a los procesos urbanizadores metropolitantos. Se asume la urbanización que desborda las ciudades y debilita la ciudadanía. Aparecen las contrautopías que encuentran su teórico provocador y arquitecto mediático, Rem Koolhaas y su “ciudad genérica”, fragmentada y difusa, donde la arquitectura substituye al urbanismo, y la urbanización niega la ciudad. La reacción es el historicismo elitista que ha tenido su valedor en el príncipe de Gales y su inspirador el arquitecto Leon Krier. Las propuestas de ciudad-región, ciudad-territorio, ciudad de ciudades, ciudad metropolitana, región metropolitana, etc más que conceptos proposititos son palabras destinadas a dar un nombre a una realidad sin plan y sin proyecto. La urbanización sin ciudad nos exige contruir modelos de ciudades para ciudadanos.

Jordi Borja, 1 octubre 2014

Notas

1 El autor analizó las tendencias presentes y lo resumió en 12 tendencias negadoras de la ciudad que hace ciudadanía y las tendencias positivas las que hacen posible el ejercicio de los derechos ciudadanos. Veáse el libro colectivo Ciudades, la ecuación imposible (Belil, Borja, Corti compiladores, Icaria 2012) o La revolución urbana y los derechos ciudadanos (Jordi Borja, Alianza Editorial, 2013).
2 Permitan que haga una referencia a Barcelona. Desde la década de los 90 fue considerada como un modelo excelente a imitar. En los últimos 10 años se han generalizado las críticas negativas. Ni todo fue luminoso antes, ni oscuro ahora. Y de lo uno y de lo otro se puede aprender.
3 Platón en sus obras, La República y otras, propone su “ciudad ideal”, la Atlántida. Una utopia social totalitaria que impone una supuesta felicidad a toda la humanidad. Una versión hollywoodiana aparece en la película “El Show de Truman”. Y algunas realizaciones del “new urbanism” son mini utopias: urbanizaciones para clases medias acomodadas y relativamente cultas que se refugian en pseudos barrios inspirados por el imaginario de ciudades históricas europeas.
4 Ildefonso Cerdà`(1815-1876), uno de los fundadores del urbanismo moderno, autor de Teoría general de la urbanización y el autor del Plan de Barcelona que diseñó un modelo de ciudad fuera de las murallas, en un llano que no había sido urbanizado.
5 La Ciudad lineal se experimentó como barrio en Madrid. Pero fue en la Unión Soviética que se adaptó este modelo y que dio lugar a una ciudad nueva, Stalingrad (hoy Volgograd).

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Autor / Autora
Jordi Borja Sebastià
Profesor Emérito y Presidente del Comite Académico del Máster Universitario de Ciudad y Urbanismo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona y Geógrafo urbanista por la Université de Paris-Sorbonne. Ha ocupado cargos directivos en el Ayuntamiento de Barcelona y participado en la elaboración de planes y proyectos de desarrollo urbano de varias ciudades europeas y latinoamericanas. Fue Presidente del Observatorio DESC (derechos económicos, sociales y culturales). Website
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