¿Por qué las empresas de economía colaborativa no son cooperativas?

16 abril, 2015

Si las empresas de economía colaborativa (o sharing economy) hacen del compartir su elemento distintivo respecto a las empresas tradicionales, como puede ser que que más del 99% de estas empresas no adopten la fórmula jurídica cooperativa y en cambio sí opten por el mayoritario modelo mercantil?

Si comparamos los atributos positivos asociados a cada modelo quizás podamos resolver el interrogante. Veamos los más comunes:

Atributos positivos asociados a la economía colaborativa:

  1. La economía colaborativa es un nuevo sistema económico a partir del cual se comparten y se intercambian bienes y servicios a través de plataformas digitales.
  2. Supone un cambio cultural en los hábitos de consumo.
  3. La economía colaborativa impulsa la idea de compartir (sharing economy).
  4. En la economía colaborativa lo importante es la confianza entre las personas.
  5. Supone el paso de un escenario de consumismo individualizado hacia nuevos modelos potenciados por los medios sociales y las plataformas de tipo peer-to-peer (redes entre iguales).
  6. La economía colaborativa es una manera de optimizar recursos inactivos (marketplaces de segunda mano).
  7. La economía colaborativa empodera a los ciudadanos porque permite que generen actividad económica de manera individual.
  8. La economía colaborativa es una nueva manera de hacer, de pensar.
  9. La economía colaborativa impulsa la colaboración entre personas más allá de las marcas.
  10. La propiedad ya no es importante. Lo importante es el acceso, el uso de las cosas.

Por otro lado, algunos de los atributos positivos asociados al cooperativismo pueden resumirse en la siguiente relación:

  1. Las cooperativas son empresas con un objetivo social.
  2. Las cooperativas se dotan de los recursos necesarios para poder actuar en el mercado.
  3. Para las cooperativas la obtención de beneficios es un objetivo necesario e instrumental para alcanzar su objetivo social
  4. Las cooperativas apuestan por la propiedad colectiva de los medios de producción.
  5. El proceso de decisión y de control es democrático.
  6. La prioridad son las personas y el trabajo por encima del capital.
  7. En el modelo cooperativo se reparten excedentes entre socios trabajadores y socios consumidores.
  8. El modelo cooperativo prioriza la producción de bienes y servicios socialmente útiles.

Si leemos con detenimiento unos y otros atributos constataremos que hay una gran coincidencia, al menos teórica, entre la economía colaborativa y la economía cooperativa. ¿Porque entonces la mayoría de las empresas de la economía colaborativa prescinden del modelo cooperativo y se configuran sin ningún reparo para el formato empresarial típico del capitalismo (SL o SA)? ¿No sería más coherente escoger un modelo donde se prioriza las personas al capital? Donde cada persona es un voto independientemente del capital? Como se puede explicar esta aparente contradicción?

Las razones pueden ser como de costumbre múltiples pero de entrada hay una especialmente relevante: el diferente enfoque del beneficio. Para el modelo cooperativo el beneficio no es un fin en sí mismo sino un instrumento para alcanzar los objetivos sociales para los cuales se ha creado la cooperativa. Para las empresas de economía colaborativa, en cambio, el beneficio es el primer objetivo. Obviamente, la realidad práctica suele ser mucho más compleja y nos mostrará casos de todo tipo pero creo que se puede, por ejemplo, constatar una tendencia claramente diferente entre los emprendedores cooperativos y colaborativos. Probablemente la motivación de los emprendedores cooperativos mayoritariamente será cumplir su objetivo social mediante la creación de una empresa cooperativa. En cambio para los emprendedores colaborativos la motivación principal será obtener el máximo beneficio mediante el crecimiento exponencial de la economía digital.

Sin duda el reto está servido para ambos: por un lado, el modelo cooperativo debe ser capaz de mostrar su modernidad y su validez para operar con todo tipo de actividad económica de modo eficiente y así conseguir atraer nuevo talento emprendedor; por el otro, los emprendedores “colaborativos” deben asumir el reto de serlo “también” dentro de la empresa (en su gestión, en el compartir los medios de producción y sus beneficios, etc) para crear así una economía realmente colaborativa.

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Autor / Autora
Profesor colaborador en la asignatura Nueva economía urbana del Máster Universitario de Ciudad y Urbanismo. Politólogo y máster en Dirección pública. Consultor en gestión pública y economía social, cooperativa y colaborativa. rogersunyer.com / @rogersunyer / Linkedin
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