Del activismo social al ciudadanismo económico

21 junio, 2016

Hay quien considera el ciudadanismo como un movimiento apolítico, de corte ético que alardea de superar a las ideologías convencionales, centrado en la exigencia de una mayor transparencia, en la aplicación del sentido común y que deja atrás la tradicional división entre izquierdas y derechas. Entendido así es comprensible que pueda considerarse el ciudadanismo com un simple mecanismo populista utilizado para ganar cuota de mercado –político- desde una aparente transversalidad que oculta la propia ideología. Sin embargo el ciudadanismo es una idea mucho más profunda que la simple encarnación en un partido político que pretende erigirse en representante del pueblo o de los ciudadanos exigiendo mayor transparencia, luchar contra la corrupción o la defensa de la ejemplaridad pública. También es un error frecuente
pensar en el ciudadanismo como algo propio de izquierdas cuando lo cierto es que puede haber ciudadanismo de izquierdas y de derechas. En realidad puede considerarse ciudadanista cualquier organización que trate de impulsar a los ciudadanos en el debate político: así lo es ATTAC, lo es Greenpeace, lo es Médicos Sin Fronteras o lo es cualquier grupo, movimiento o plataforma ciudadana, de modo que el ciudadanismo no es ni debe ser patrimonio de nada ni de nadie en particular porqué de lo que se trata, en resumen, es de acercar al ciudadano al centro del debate político, diga lo que diga, piense lo que piense

En este sentido el ciudadanismo político puede entenderse como un conjunto de ideas y acciones que defienden la necesidad de un empoderamiento ciudadano, de una participación activa y real de los ciudadanos en y ante unas instituciones políticas democráticas percibidas demasiado a menudo como un coto restringido a una minoría dirigente, como ineficientes, poco transparentes o incluso indolentes ante los intereses de grandes corporaciones. El ciudadanismo político surge para complementar la clásica contraposición de poderes (ejecutivo, legislativa y judicial) añadiendo un nuevo contrapoder: el ciudadano empoderado. El ciudadanismo trata así de complementar a la democracia institucionalizada ante el creciente poder del capitalismo financiero global que actua sin sentido ciudadano. El ciudadanismo surge con fuerza entonces como una reacción lógica ante las crecientes desigualdades sociales y económicas o frente a las amenazas de catástrofe climática, de escasez alimentaria en grandes partes del planeta o el drama de la inmigración forzada.

El ciudadanismo así entendido queda limitado sin embargo cuando vincula de modo exclusivo la participación ciudadana al ámbito de lo político, justamente cuando la mayor parte de reivindicaciones ciudadanas tiene relación directa con el ámbito de lo económico. Por ello y para poder cumplir sus propios propósitos el ciudadanismo político debe prolongarse hacia el ciudadanismo económico, orientado a promover la participación de los ciudadanos en la vida económica, desde su autonomía y desde la propiedad de los medios de producción. El ciudadanismo económico representa la fusión de varios objetivos:

1. Derechos Humanos

El ciudadanismo económico defiende los Derechos Humanos y los Derechos Sociales en todo el planeta. Por ello el ciudadanismo económico considera imprescindible complementar la vigilancia institucional con el activismo social de denuncia y resistencia ante flagrantes vulneraciones de los Derechos Humanos y/o daños socioambientales.

2. Democracia

El ciudadanismo económico se asocia ineludiblemente con la democracia y su defensa, asumiendo que es un sistema político irrenunciable, tratando eso sí de desarrollarla tanto como sea posible, tratando siempre que las decisiones no se alejen cada día más del centro del poder ciudadano.

3. Economía de mercado

La aceptación de la economía de mercado orientándola promoviendo alternativas, empresas responsables, con conciencia general, banca ética, cooperativas, de empresa social y promoviendo las micro, pequeñas y medianas empresas con vínculos territoriales frente a grandes oligopolios vinculados a la maximización de beneficios sin vinculación ciudadana alguna.

4. Socialización de los medios de producción

El ciudadanismo económico impulsa una economía ciudadana: la socialización de los medios de producción en el sentido de enfatizar la redistribución de la capacidad para crear riqueza a
través de una red -cuanto mayor sea posible- de micro, pequeñas y medianas empresas (indistintamente de su condición jurídica) más que limitarse a la simple redistribución económica donde grandes empresas deban contribuir fiscalmente a financiar la lucha contra la desigualdad.

Se trata por lo tanto de horizontalizar la pirámide de la actividad económica donde un relativamente corto número de grandes grupos controla la mayor parte del mercado. El ciudadanismo económico no se limita por lo tanto ni al activismo social, ni a la redistribución
fiscal –aunque los incluya-. El ciudadanismo económico pretende empoderar a los ciudadanos económicamente a través de su propia actividad económica. No se trata solo de disponer de una mayor intervención pública en la regulación y el control del mercado, no se trata de contrarestar con política a  la economía, tampoco se trata –sólo- de conseguir una economía más benigna, que reparta mejor la riqueza, que combata la pobreza, sino que de lo que se trata es de hacerse con el control económico de la economía, de tender hacia una economía ciudadana, hacia una gran alianza de micro, pequeños y medianos empresarios que con el apoyo de la administración pública puedan ocupar un mayor porcentaje de la actividad económica local y global, en todos y cada uno de los sectores económicos.

Aunque puede parecer un plan excesivamente ambicioso, ciertamente no falta quién lo considera más bien poca cosa, una mera y vana reacción de la clase media y de la aristocracia del proletariado para recuperar su poder, las comodidades perdidas o incluso como un ingenuo intento de maquillar o humanizar una capitalismo desbocadoque no tiene solución porque en él solo cabe el aumento exponencial de la desigualdad.  Puede ser que sea así o que sea así solo en parte, entre otras cosas porque al fin y al cabo la desigualdad y el poder jerarquizado en pocas manos no parece que haya sido un fenómeno exclusivo del capitalismo sino que su existencia se pierde en los albores de los tiempos.

En cualquier caso mientras hay quien prefiere apostar por cambiar el sistema de golpe y por completo –aunque sea sin detallar demasiado aspectos fundamentales sobre como se puede hacer de golpe sin saltarse los principios democráticos más elementales- ciertamente el ciudadanismo económico aparece como algo aparentemente más modesto. Al fin y al cabo el ciudadanismo económico apuesta por cambios concretos, reales, tangibles y implementables en el corto plazo conscientes, eso sí, que las respuestas no pueden ser sólo políticas e institucionales sinó dirigidas a la participación económica de los ciudadanos. Porque el ciudadanismo económico, más que votantes lo que busca son microempresarios, pequeñas y medianas empresas que aumenten su participación en el mercado, desde la base ante el poder de los grandes oligopolios. Es así como el ciudadanismo económico contribuye a una economía
ciudadana
, una economía con sentido colectivo, común, creadada, gestionada por sus ciudadanos y ciudadanas.

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Autor / Autora
Profesor colaborador en la asignatura Nueva economía urbana del Máster Universitario de Ciudad y Urbanismo. Politólogo y máster en Dirección pública. Consultor en gestión pública y economía social, cooperativa y colaborativa. rogersunyer.com / @rogersunyer / Linkedin
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