De la ciudad sostenible a la ciudad inteligente y autosuficiente: reflexiones críticas desde la Ecología Política Urbana

18 septiembre, 2017

Ya desde la década de los 90 del siglo pasado la sostenibilidad se ha convertido en un eje estructurador de cualquier nuevo imaginario urbano. De las ciudades sostenibles y la Agenda 21 Local hemos pasado a nuevos paradigmas o imaginarios como son las Smart Cities o ciudades inteligentes, las ecocities, las ciudades resilientes o las ciudades autosuficientes, entre muchos otros términos. En todos estos modelos la crisis ambiental aparece como uno de los ejes estructuradores de las narrativas que movilizan. La gestión del agua, de la energía, de los residuos, el verde urbano, las emisiones del transporte pasan a ser preocupaciones centrales en estos nuevos modelos.

Sin embargo, y más allá de la urgencia de afrontar la crisis ambiental global, también desde la escala urbana, es necesario cuestionar que se entiende por sostenibilidad o por medio ambiente urbano. ¿Quién gana y quien pierde con la transformación del medio ambiente urbano, incluso si se trata de transformaciones cualificadas como sostenibles y necesarias? ¿Existen soluciones técnicas que puedan abordar las causas de fondo del acceso desigual al medio ambiente urbano? ¿Por qué se privilegian ciertos imaginarios y ciertas “naturalezas”?

La literatura en sostenibilidad urbana se ha olvidado mayoritariamente de todas estas cuestiones y ha llevado a cabo lecturas e interpretaciones “apolíticas” del cambio ambiental urbano. Ha partido desde unas posiciones ontológicas que reproducen la separación entre naturaleza y sociedad, y se ha desarrollado sofisticados modelos y metodologías para supuestamente “mejorar” la sostenibilidad urbana. Por bien que se han hecho contribuciones muy importantes sobre cómo ser más eficientes en el uso de recursos naturales o como mejorar los problemas de contaminación estas aproximaciones se han centrado en aspectos técnicos olvidando consideraciones de cariz más general. En otras palabras, se han centrado, especialmente esas intervenciones influenciadas por la Modernización Ecológica, en proponer pequeños parches para que todo siga igual. En el otro extremo, encontramos blueprints o planes de acción sobre futuros urbanos (ciudades completamente autosuficientes, ciudades inteligentes o Smart, imágenes de ciudades totalmente verdes) que están faltas de un rigor analítico sobre cuál es el camino para llegar a ellas. La mayor parte de estos imaginarios se abstraen de la desigualdad social y del desarrollo desigual que caracteriza las ciudades del Norte y del Sur Global.

En este contexto, y para llenar este vacío académico, la Ecología Política Urbana aborda de manera crítica la relación entre el cambio ambiental y los factores políticos, económicos y culturales. De este modo se interesa de cómo unas determinadas relaciones de poder resultan en una determinada distribución desigual de los recursos ambientales. En este proceso algunas socio-naturalezas se privilegian mientras que otras son marginadas, y por ende unos determinados colectivos (en base a clase, género y/u origen) son favorecidos y otros perjudicados. La Ecología Política Urbana, podríamos argumentar, se centra en entender “quien gana” y “quien pierde” en los procesos de “urbanización” del medio ambiente y “qué” tipos de socio-naturalezas e ideales ambientales lo sustentan.

Probablemente en la actualidad, son las Smart Cities, o ciudades inteligentes, el paradigma urbano que más atención copa. En este escenario las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) permean todos la infraestructuras urbanas, desde las redes de transportes a las tuberías de agua, pasando por la infraestructura de energía o la gestión de los residuos urbanos, entre muchas otras dimensiones. Su promesa es la de optimizar la gestión urbana, como si esta pudiera ser reducida a una mera ecuación ingenieril. Sus versiones más ortodoxas llevan al extremo la privatización de los servicios urbanos bajo una narrativa despolitizadora caracterizada por la urgencia de la crisis ambiental.

Sin embargo más allá de la crítica necesaria a las aproximaciones dominantes, es necesario reflexionar sobre como diferentes alternativas socio-ambientales urbanas se pueden articular subvirtiendo tales conceptos o reapropiándose de manera instrumental de algunas de sus tecnologías. El uso alternativo de las TIC en la gestión urbana desde abajo puede ser muy interesante para articular alternativas a los modelos dominantes corporativos de Smart City. Nuevas tecnologías, como la fabricación digital, articulada en distintos espacios como los Fablabs o los Ateneos de Fabricación Digital (experiencia pionera en Barcelona) pueden contribuir a cuestionar (por bien que muy tímidamente o casi de manera anecdótica actualmente) las modelos de producción y distribución y consumo de bienes y servicios.

De manera análoga al de la fabricación digital ha emergido un fuerte interés desde los nuevos paradigmas socio-ambientales urbanos en la agricultura urbana. Sin embargo, este movimiento está caracterizado por movilizar visiones dispares de los que significa un huerto urbano y de cuáles son sus principales virtudes. Así, mientras existe una agricultura urbana, sobretodo promovida por los ayuntamientos que buscar ser una herramienta de inclusión social o de emprendería, otras visiones más radicales utilizan la agricultura urbana como un medio para reclamar el derecho a la ciudad y al espacio público. En el otro extremo del abanico, encontramos visiones de la agricultura urbana, muy ligadas a las visiones más tecno-optimistas de la Smart City que ven en la agricultura urbana mediante técnicas que permiten el cultivo de alimentos en sitios poco convencionales (azoteas, invernáculos en edificios…etc.) como una alternativa viable a producir la mayor parte de los alimentos en los límites actuales de la ciudad.

Finalmente, la quimera por la autosuficiencia socio-ambiental urbana, ha permeado también en la gestión del agua, de manera análoga a como permeó hace ya unos años la producción de electricidad a escala local. Cada vez son más los municipios que promueven la adopción de tecnologías a nivel del hogar, como la reutilización de aguas grises o la captura de aguas pluviales, o a nivel de barrio/municipio, como la reutilización de aguas residuales.

Por bien que todas estas reconfiguraciones de las relaciones naturaleza-sociedad, o en otras palabras de la producción de socio-naturalezas pueden contribuir a la mejora de la calidad de vida urbana, desde una óptica de Ecología Política Urbana se tiene que explorar críticamente que posibilidades y nuevos retos conllevan estas reconfiguraciones, y sobre todo como cuestionan o refuerzan los modelos dominantes de gobernanza socio-ambiental urbana. ¿Son capaces de producir futuros urbanos más justos y emancipadores para la mayor parte de la ciudadanía?

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Autor / Autora
Professor del Màster Universitari de Ciutat i Urbanisme. Doctor en Ciències Ambientals per la Universitat Autònoma de Barcelona. Investigador a l'Internet Interdisciplinary Institute (IN3), Universitat Oberta de Catalunya. Ha estat investigador postdoctoral a l'INRA / Geosciences Environment Tolosa ia la Universitat Oberta de Catalunya.
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