Comercio de proximidad, barrio y gobernanza local

5 octubre, 2016

El barrio es el  espacio donde se inicia la vida personal y familiar, confluye con la vida comunitaria hasta la ciudad ‘no conocida, anónima’. Solana (coord. et alt) (2016, 1711) define el barrio como:

…una referencia importante en la vida cotidiana de las personas. Es el lugar donde desarrollamos nuestra referencia geográfica en la ciudad. El barrio emerge como una escala privilegiada para conocer las prácticas cotidianas y los recursos materiales y relacionales a partir de los cuales las personas organizan sus vidas…”

Las grandes urbes que viven la mundialización, sufren del riesgo de erosión de su personalidad, de segmentación social y espacial, de aparición de espacios locales y globales en su interior (Muixí, 2004)2. En este sentido, la tipología y fortaleza de la estructura comercial es un indicador de capacidad de preservar la diversidad, la naturaleza de un barrio y la identidad urbana.

El comercio desde las ciudades griegas y romanas, y en el mediterráneo de los fenicios, es una actividad que ha mezclado culturas y ha otorgado carta de naturaleza a la ciudad, moldeando sus espacios centrales. A lo largo de los siglos, entre los espacios religiosos y civiles preeminentes, el espacio del mercado ha ocupado una centralidad física y social en los hábitats urbanos y ha influenciado sus hinterlands.

Ya a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX los mercados han tenido la función de abastecimiento, reconocida en diversas normativas municipales. En diversas modalidades, de encantes o bien en estructuras fijas construídas en la era de la arquitectura de hierro y cristal, son numerosas las construcciones emblemáticas en mercados centrales y municipales desde Estocolmo a Budapest, desde Barcelona a Berlín.

En la actual ciudad europea y su morfología urbana, tras la fuerte irrupción en los  80s en el estado español y con anterioridad en otros países europeos de los hiper y supermercados, la función de abastecimiento de los mercados fue puesta en cuestión, y en muchas ciudades, entraron en obsolescencia y siendo orientados a la restauración y a la gastronomía como el caso del Mercado de SanMiguel en Madrid.

En Barcelona, en 1993 se creó el Institut Municipal de Mercats3 en una decisión estratégica para hacer pervivir el modelo de
mercados y su entorno comercial, renovando sus instalaciones, introduciendo supermercados en su interior para la tracción comercial y siguiendo hasta fecha de hoy con la innovación en oferta comercial; con la degustación en Mercados como el del Ninot en el distrito del Eixample, y dirigiendo hacia el público turístico algunas de sus ofertas. La fuerte inversión pública y privada del modelo barcelonés  ha permitido generar espacios icónicos como el techo singular,  del arquitecto Enric Miralles, en el Mercado de Santa Caterina4.

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Fuente:
Google imágenes.

Los Mercados son un espacio histórico  en la configuración de la ciudad y de sus barrios. Y en su entorno, a menudo, se desarrollan ejes comerciales y el comercio de proximidad5. En Catalunya, el comercio de proximidad emplea a casi 300.000 personas y tiene una función fundamental en preservar la vida de barrio, la cohesión social y la percepción de seguridad. Evita el despoblamiento de los centros históricos urbanos, fortalece la mezcla de usos en los barrios, y ha contribuído de manera notable a la peatonalización de muchos núcleos centrales de ciudades catalanas.

El comercio de proximidad aporta intangibles por su capacidad de participar en el calendario festivo tradicional, establecer vínculos con el tercer sector6 y por medio del urbanismo comercial contribuye a la protección y vitalización de los espacios públicos; a concebirlos de manera más amable con aceras anchas, mejor iluminación, bancos para sentarse y espacios verdes.

Por otra parte, el comercio de proximidad es un aliado de la diversidad y calidad paisajística. En la medida que puedan protegerse los comercios emblemáticos, pueden superarse los riesgos de clonación comercial que viene a ser un equivalente en el ámbito comercial, de los fenómenos de banalización del paisaje urbano (Muñoz, 2008)7. Un fenómeno que acaece cuando muchas calles -por la presencia masiva de establecimientos franquiciados de cadenas internacionales- pasan a asemejarse a pesar de ubicarse en urbes distintas, perdiendo diversidad y singularidad paisajística.

Si en países como Estados Unidos los centros comerciales en las afueras de las ciudades, o en Francia, donde también se ha seguido un modelo de centros comerciales en la periferia urbana, ha privilegiado el uso del transporte privado con el coste de sostenibilidad asociado, con el devenir de los años se han añadido a estos costes, la desertización comercial de los centros urbanos y los costes asociados en términos de degradación y segregación socioespacial.

¿Cómo hacer posible un modelo comercial que ‘haga ciudad’? Entre otros, la normativa es fundamental en la configuración de la morfología comercial y ésta, está en relación directa con la configuración socioeconómica y urbanística de los barrios. La directiva europea ‘Bolkestein’ aprobada en 2006, relativa a los servicios en el mercado interior8, orienta a la liberalización de los servicios y a la libertad de establecimiento. En el ámbito urbano y comercial fortalece la libertad horaria y de establecimiento de formatos comerciales de medio y gran tamaño.

No obstante, en el caso catalán, su normativa legislativa de Comercio –distinta a la normativa del estado español y recurrida ante el Tribunal Constitucional- sigue protegiendo el modelo de comercio de proximidad en el interior de la Trama Urbana Consolidada (TUC), a pesar de su adaptación a la directiva de la Unión Europea9.

En el caso de otros modelos comerciales, no facilitar la mezcla de usos urbanos (residencial, comercial, etc.) en países como Francia, ha producido el enquistamiento de déficits urbanísticos y la creación de ghettos en las afueras, o banlieues, de las grandes ciudades. Un elemento que sin duda tiene conexión con las dificultades para fortalecer la integración, la inclusión social y la seguridad, en sentido amplio, que viven Francia y otros países europeos en la actualidad.

Una política integral de ciudad y de barrios debe procurar la protección y la colaboración con el comercio de proximidad. Este comercio por su conocimiento del vecindario, por la confianza que se establece con sus clientes fidelizados es un elemento de cohesión social y vecinal, de generación de relaciones económicas, sociales y culturales.

¿Cómo fortalecer barrio y comercio? Una herramienta útil es la dinamización comercial en los barrios entendida como conjunto de políticas públicas, privadas y con el tercer sector orientada a mejorar las condiciones físicas, comunitarias y de competitividad del sector. Por la relación que existen entre comercio y vida vecinal, éste tiene un impacto económico, de bienestar y
urbanístico en sus tejidos ciudadanos de entorno.

En su modo de implementarse, la dinamización comercial incluye a los gobiernos locales, las asociaciones de comerciantes, vecinales, equipamientos públicos, entidades de todo tipo en la mejora de instalaciones privadas, en el microurbanismo, para la vitalización de la vida cultural y asociativa en general, y para estimular la interrelación entre comercio, cultura, patrimonio histórico y arquitectónico, entre otros elementos10.

Por tanto, la dinamización del comercio de proximidad es un caso de política pública y privada local, en el ámbito de la promoción económica, que reúne características de gobernanza pues debe establecerse para su éxito vínculos con distintos actores y agentes privados, públicos y del tercer sector desde una coordinación y liderazgo público, que salvaguarde el interés general; la relación y la influencia, la gestión de la red, son elementos que la definen.

En los últimos años la crisis financiera ha reafirmado la importancia del territorio como espacio económico. La deslocalización económica y la fuerte pérdida de puestos de  trabajos también pone en valor la capacidad de generación de riqueza económica y capital social de las formas de economía ciudadana ancladas en el territorio, como el comercio de proximidad en sus múltiples formatos.

Las nuevas respuestas necesarias para el bienestar social y una economía de la felicidad ( Solana (coord.) et alt., 2016) exigen gobernanza política y económica local: el comercio próximo y su dinamización son un elemento más de ello.

@josepxurigue

Notas:

1 Miguel
Solana (coord.)
Anna
Badia
Àngel
Cebollada
Anna
Ortiz
Ana
Vera
(2016) . Espacios
globales y lugares próximos. 70 conceptos para entender la
organización territorial del capitalismo global .

Barcelona:IcariaEditorial.

2
Muixí, Z. (2004). La arquitectura de la ciudad global.
Barcelona: Gustavo Pili.

3
www.mercatsbcn.com

4 La
inversión pública y privada en la remodelación de los mercados,
-los concesionarios de establecimientos en su interior y los nuevos
supermercados que se instalan, sufragan una parte de la inversión-,
y convierte a estas infraestructuras en ocasiones heredadas del
siglo XIX, en locomotora de revitalización urbanística y comercial
de sus entornos inmediatos. Como en el caso del Mercado de Santa
Caterina o del Mercado de la Llibertat en el distrito de Gràcia.

5 www.botiguerspelpais.cat

6
Se habla de cuarto sector al conjunto de relaciones entre agentes en
un espacio concreto que generan economía ciudadana, con valores,
con participación y compromiso social y de manera eficiente. La
dinamización comercial en los espacios próximos puede ser un
factor generador de cuarto sector.

7
Muñoz,
F. (2008). Urbanalización.
Barcelona: Gustavo Gili.

8 http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:L:2006:376:0036:0068:es:PDF

9 http://portaljuridic.gencat.cat/ca/pjur_ocults/pjur_resultats_fitxa/?documentId=532585&action=fitx

10
En este sentido, no podemos  olvidar el papel de las ferias de
productos locales y especializadas en muchos pueblos y ciudades de
tamaño medio y pequeño y su papel crucial en el desarrollo
económico y en el posicionamiento de los territorios y de sus
valores asociados.

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Autor / Autora
Profesor colaborador en la asignatura Gobierno local e innovación del MásterUniversitario de Ciudad y urbanismo de la UOC.
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